domingo, 19 de septiembre de 2010

La quinta pata del gato

“Todos pagamos juntos por pecadores”
Refrán anónimo.


Una vez más, me siento a reflexionar acerca de mi entorno, porque gracias a mis vivencias diarias, me doy cuenta de la lamentable posición que tiene la sociedad en tantos aspectos. Y es aún peor que tenga que hablar de esa sociedad en plural, porque se que existen sus excepciones, pero son muy pocas. Por esto hago referencia al refrán anterior; el tema de este ensayo, es algo que nos afecta a todos, conciente o inconcientemente.


Me encontraba pues, sentada en el segundo puesto del autobús, a mi lado una señora que no conocía, y esperábamos impacientemente que este se llenara, para por fin emprender el pesado y largo viaje hasta Bejuma. Y fuera de lo estresante de saber sobre la poca seguridad que hoy en día brindan esas unidades de transporte, más el peligro que se corre en una carretera; a eso le sumaremos la frustrante compañía de los vendedores ambulantes, los cuales se hacen  distinguir por llevar cajas con algún producto, y que sino, fueran una razón más para que los pasajeros rezaran durante todo el paseo, deseando no ser robados y llegar bien a casa.

Aún en el terminal (de espera interminable, por cierto), sube al vehículo uno de estos tantos vendedores, quien comienza a repartir barras de chocolate tamaño familiar. Pero para mi sorpresa, los empaques de chocolates que dicho vendedor entregó a las personas de la primera fila, tienen muchos más colores, que los que yo y la señora que esta a mi lado  recibimos, ya que el nuestro era unicolor (azul rey), y la imagen única y central era un trozo de chocolate con nueces. Logre fácilmente darme cuenta que, las otras en cambio, tenían de principio a fin, la imagen de una mujer (con una expresión en la cara muy característica de modelo de revista, y un cuerpo que solo los mejores alumnos del último curso de PhotoShop pueden darte), en traje de baño. Valiendo la pena mencionar que la palabra “Chocolate”, se encontraba en la esquina inferior izquierda del empaque, en un tamaño casi visible para el ojo humano.

Pensé que la tortura de ese día sería ir una hora y media de viaje en un expreso, donde el conductor no sabe que mas colocar como “música”, reggaeton a todo volumen. ¡Pero no! Puesto que la señora, con quien pude haber estado interesada en tener una conversación, devolvió el chocolate de envoltura azul, y pidió al vendedor con muchas ansias que le vendiera tres barras de chocolate “del que le dio a las chicas de la primera fila”. Para colmo, después de adquirirlo, gastó aproximadamente quince minutos de este irreversible tiempo, mirando la imagen de esa mujer en traje de baño. Lo único que paso por mi mente en ese momento fue:- ¡Oh Dios mío!, lo veo y no lo creo.


Más que cometer errores por ser imperfectos, somos ignorantes de muchas cosas. Pero, ¿Por qué tanta ignorancia? Las razones podrían ser principalmente que nosotros mismos no somos capaces de indagar un poco mas allá de lo que logramos percibir con los sentidos, siempre esperando que llegue alguien mas a enseñarnos, y/o que simplemente no estamos organizados; por lo tanto no sabemos cuales son nuestras necesidades, y tendemos a confundir las cosas. ¿Hasta dónde llega la ignorancia? Cada vez que creo haber encontrado el fin de la ignorancia, me equivoco, y esta sigue creciendo sin parar.

La publicidad por ejemplo, es uno de los modos por el que podemos verificar cuán ignorante se ha vuelto la sociedad.  Según el diccionario Larousse, la publicidad es un “…Conjunto de medios usados para dar a conocer una cosa…”, y ciertas personas que dicen ejercerla, la han modificado, y esto trae como consecuencia que se generen dos tipos de publicidad: La Publicidad Inteligente y La Publicidad Barata.

La primera, se trata de la muestra de un producto o servicio, basándose de medios como el lenguaje y la afectividad, para lograr ventas, reconocimiento del logotipo, y hasta cierto status en la comunidad. Solo personal capacitado, puede generar verdaderas ideas de cómo lograr éxito con este tipo de publicidad. Requiere tiempo y dedicación.

Por otro lado, la publicidad barata (resumiendo), es el aprovechamiento de la ignorancia de las personas para lograr la venta de un producto o servicio.

Podría decir que se generó desde que existe cierta urgencia por ganar dinero (llamémoslo dinero rápido), saliendo a la luz los trabajos sin fines de autorrealización. El punto en cuestión, es que la gente que dice estar capacitada (que no pasan de haber hecho algún curso de cualquier programa computarizado que se pueda convertir en un medio publicitario), y se adhieren, como mencionaba anteriormente, de los puntos débiles de la sociedad. El mayor de estos puntos se encuentra en las pasiones de autoconservación como lo es el Deseo Sexual. Según el Lic. César Robles, dentro de sus estudios acerca de la Psicología, dice que “…El deseo sexual es un impulso hacia las personas del sexo complementario para la conservación de la especie. Sin equilibrio, el deseo sexual se puede convertir en erotismo…”. Como muchos sabemos y nos damos cuenta, esa conservación de la especie se encuentra en un segundo plano. Ubicando al erotismo y sus sinónimos en el primer lugar, y es lo que automáticamente relacionamos con el sexo.

El sexo en la actualidad es uno de los instrumentos publicitarios de mayor éxito. ¿Y quién es la mejor imagen representativa del sexo? La mujer. Una que cumpla o se modifique para cumplir con los requisitos de la “estética” actual. El problema sigue en aumento, cuando las mujeres que no caben dentro de los cánones de la belleza actual, se sienten rechazadas, porque no son parte del consumismo del entorno donde habitan, y suelen tener poca consideración y valor hacia ellas mismas, lo que afecta su autoestima.

Cuando una mujer compra entonces, algún producto que quepa dentro de la publicidad barata, inconcientemente, se ha dejado manipular por las necesidades que tiene (y que no las sabe), considerando o valorando un cuerpo que quisiera tener, o hasta un sueño fracasado de modelo que nunca pudo alcanzar.

He aquí entonces, uno de los tantos lugares de partida, para reconstruir una sociedad mejor, inteligente, con cultura visual, valores, y muchos otros principios que se perdieron. O dejamos perder.