martes, 7 de diciembre de 2010

Abuela, ¡dime tú!

Viéndote dormir, se apacigua mi mundo.
Escucho como haces sonar en tu silencio
las cuatros estaciones de Vivaldi.
Sobre ti nace el verde y florecen rosas sin espinas,
en armonía con el arcos iris.

A pesar de que tus ojos descansen en este momento,
tu mirada me sigue mirando, y me lleva
al sin fin horizonte del mar.
Donde las olas se confunden con la textura de tu piel,
que habla sola de tu experiencia y sabiduría interminable.

Eres perfecta e irreemplazable.

Hilos blancos llevas tú,
cuales todos deseamos llegar a tener,
y con los que tejes el mantel de la unión familiar.
Eres suave, noble, llena de detalles y ornamentos especiales
como el increíble barroco.

Luz nos traes y luz es tu ser.

1 comentario:

  1. Que orgullo mi niña es ver como con tanta dulzura, fantasia e imaginación expresas tus sentimientos convirtiendo una prosa en una forma tan particular de mostrarlos, enlazando la sencillez de tu ser con la belleza del arte. I love you

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