martes, 17 de agosto de 2010

A mi Madre

Que has sido la perfecta obra de arte que me hace volar sin alas, y quien me ha dejado la única forma palpable de amor que conozco, la que te trajo alguna vez, a este lado del Ying-Yang.

La musa que me acompaña y brinda el más caluroso silencio, y entras en mis sueños en los momentos de consciencia que suelo tener en mi inconsciencia. Dándome cuenta de que a pesar no estar, sigues estando.

Llevaba toda una vida preguntándome que haría con tanto amor que no te pude dar; pero ahora sé que el lazo que nos une es inexplicablemente sublime, y estas palabras no darían con una comparación dentro del conocimiento humano.

En mí vives. Te amo.

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